«Suele suceder que los decorados se derrumben. Despertar, tranvía, cuatro horas de oficina o de fábrica, comida, tranvía, cuatro horas de trabajo, cena, sueño y lunes, martes, miércoles, jueves, viernes y sábado al mismo ritmo, es una ruta fácil de seguir la mayoría del tiempo. Pero un día surge el "porqué" y todo comienza con esa lasitud teñida de asombro. "Comienza", eso es importante. La lasitud está al final de los actos de una vida maquinal, pero inaugura al mismo tiempo el movimiento de la consciencia. Lo despierta y provoca la continuación. La continuación es la vuelta inconsciente a la cadena, o el despertar definitivo. Al final del despertar llega, con el tiempo, la consecuencia: suicidio o restablecimiento. La lasitud tiene en sí algo de desalentador. Aquí debo llegar a la conclusión de que es buena. Porque todo comienza por la consciencia y nada vale sino por ella.»
· Albert Camus.
1.5.18
De El mito de Sísifo III
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