Azul plomisoel martejía aurorasamarillasen el confín.Y un sapo,sobre su vozcrepuscular, dejabacaer el goterónmetálicode su habla.Abiertoel infinitoa mi derecha;a izquierdael punto matemáticorompiendoen un verdede musgos oxidados.Sola. Dispersa.Una cortinaheladadaba el sí... no...del pensamientohuyente.
Y una taza de té
frente a mis ojos
era el único lazo
que me unía,
animal triste,
a mi mortal cadena.· Alfonsina Storni.
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