Estaba redonda la Luna y estático el círculo negrodel acribillado silencio regido por un palpitante plantel:el lácteo infinito que cruza como un río blanco a la sombra:las ubres del cielo esparcieron la extensa sustancia o Andrómeday Sirio jugaron dejando sembrado de semen celeste la noche del Sur.
Fragantes estrellas abiertas volando sin prisa y atadasa la misteriosa consigna del viaje de los universos,avispas metálicas, eléctricos números, prismáticas rosas con pétalos de agua o de nieve,y allí fulgurando y latiendo la noche electrónica desnuda y vestida, poblada y vacía,llena de naciones y páramos, planetas y un cielo detrás de otro cielo,allí, incorruptibles brillaban los ojos perdidos del tiempo con los utensilios del orbe,cocinas con fuego, herraduras que vieron rodar al sombrío caballo, martillos, niveles, espadas,allí circulaba la noche desnuda a pasar del austral atavío, de sus amarillas alhajas.¿A quién pertenece mi frente, mis pies o mi examen remoto?¿De qué me sirvió el albedrío, la ronca advertencia de la voluntad enterrada?¿Por qué me disputan la tierra y la sombra y a qué materiales que aún no conozcoestán destinados mis huesos y la destrucción de mi sangre?
Y yo, estremecido en el viaje, con el corazón consteladobajé la cabeza y cerrando los ojos guardé lo que pude,un negro fragmento del hierro nocturno, un jazmín penetrante del cielo.
Y aún más misterioso como un nacimiento infinito de abejasel día prepara sus huevos de oro, sus firmes panales dispone en el útero oscuro del mundoy en la claridad, sobre el mar despertó la ballena bestial y pintó con un negro pinceluna línea nocturna en la aurora que sale del mar temblorosay camina en el laberinto el fermento del tifus que está encarceladoy salen del baño a la calle los pies simultáneos de Montevideoo bajan escalas en Valparaíso las ropas azules de la muchedumbrehacia los mercados y las oficinas, los embarcaderos, farmacias, navíohacia la razón y la duda, los celos, la tierna rutina de los inocentes:un día, un quebranto entre dos anchas noches copiosas de estrellas o lluvia,una quebradura de sol soberano que desencadena explosiones de espigas.
Pablo Neruda.

" ¿A quién pertenece mi frente, mis pies o mi examen remoto? "
ResponderBorrarCreo saber la respuesta.
La sabes bien.
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