«Un peldaño más abajo y encontramos la extrañeza: darse cuenta de que el mundo es "espeso", entrever hasta qué punto una piedra es ajena, nos es irreductible, con cuánta intensidad la naturaleza, un paisaje, puede negarnos. En el fondo de toda belleza yace algo inhumano, y estas colinas, la suavidad del cielo, los dibujos de estos árboles, pierden al instante el sentido ilusorio con que los revestíamos, más alejados ya que un paraíso perdido. La primitiva hostilidad del mundo asciende, desde el fondo de los milenios, hacia nosotros. Durante un segundo ya no lo entendemos, pues durante siglos no hemos entendido en él sino las figuras y dibujos que previamente le aportábamos, y ahora nos fallan las fuerzas para usar ese artificio. El mundo se nos escapa y después vuelve a ser él. Los decorados enmascarados por el hábito vuelven a ser lo que son. Se alejan de nosotros. Lo mismo que hay días en los que, bajo su rostro familiar, vemos de pronto como una extraña a la mujer amada hace meses o años, quizás lleguemos a desear lo que nos deja de pronto tan solos.»
· Albert Camus.
22.7.18
De El mito de Sísifo VII
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